El
nuevo libro de Daniel Del Percio reúne una decena de microrrelatos agrupados en
cuatro secciones: “Criaturas reales”; “Criaturas sin nombre”; “Criaturas de mí
mismo”; y “Criaturas sin fin”. Narrados en primera persona, a excepción de uno
de ellos, “De cómo los hombres se convirtieron en serpientes”, esta antología
del arte breve construye realidades alternativas, mundos posibles, en que los
planos real e irreal se intersecan.
Los
cuentos, que fluctúan entre lo onírico y lo cotidiano, desarrollan una temática
amplia –si se tiene en cuenta lo acotado de la selección- relacionada con la metamorfosis, el tiempo, la
memoria, la espera kafkiana, alusiones bíblicas y presencias extrañas que
acosan o invaden la psiquis del narrador. Todos ellos tienen como dominante la
atmósfera enrarecida con que se los rodea y la soledad cósmica del hombre
frente al caos de un mundo cambiante.
Los
personajes fantásticos elaborados por el escritor no son mostrados con
características físicas concretas, sino que se los bosqueja como entidades
etéreas, como sensaciones más que como seres particulares, captados por la
sensibilidad del narrador.
En
gran parte, el discurso se elabora ocultando el sentido de las narraciones. El
nivel sémico traduce un vacío de significación, está velado. Tal construcción
silenciada debe ser descubierta, activada, por el lector según su percepción y
destreza literaria.
Desde
el punto de vista expresivo, las minirrelatos encauzan su discurso a través de una
sintaxis precisa, sin alambicamientos. En no pocos pasajes se advierte un
trabajo de cincelado del cuentista, en particular en las descripciones, en el
empleo de algunos adjetivos que se incrustan en la prosa formando núcleos
estético-sémicos:
Varios cuadros de
paisajes inverosímiles constelaron el rostro de una mujer desconocida y
hermosa, a la que una mancha había borrado la mitad del rostro. De esta lepra,
la salvaba una rosa todavía blanca, pero su único ojo brillaba […], un espejo
ignoto, abismal y deshabitado, de pronto se llenó de mí con el sol de la mañana
(p.19).
Criaturas
evidencia un tratamiento original de la materia fantástica. Los componentes de
la narración se someten a un proceso creativo que reproduce presencias
inmateriales y atrayentes sugerencias en que la palabra adquiere vigor para
formar un discurso ficcional de singular energía.
Daniel
Del Percio es autor también de los poemarios Archipiélago; Apuntes sobre el milagro; y Bautismo de la memoria (Faja de Honor de la SADE, 2014).
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